La tonsilitis puede ser una experiencia bastante desagradable, pero ¿qué es la amigdalitis? Conócela y previene su aparición leyendo el siguiente artículo.
La amigdalitis o tonsilitis es una inflamación de las amígdalas o tonsilas. Las amígdalas son las guardianas de tu cuerpo y un elemento esencial del sistema inmunitario. Están situadas en la parte superior de la garganta y tienen una función defensiva porque filtran y eliminan los patógenos invasores.
Tus amígdalas trabajan duro para evitar que enfermes, aunque en algunos casos son las propias amígdalas las que enferman y desarrollan amigdalitis.
Comprender mejor qué es la amigdalitis o tonsilitis y cuáles son sus causas te ayudará a protegerte y a proteger la salud de tu familia.
¿Qué es la amigdalitis?
La amigdalitis se produce cuando los tejidos de las amígdalas o tonsilas se irritan y se inflaman. Los elementos invasores, como bacterias y virus, pueden desencadenar la inflamación. Las amígdalas se inflaman, enrojecen y duelen bastante. En algunos casos, las amígdalas pueden incluso acumular manchas blanquecinas de pus, un claro signo de que hay infección.

Normalmente se cura sola en una o dos semanas, aunque es una afección incómoda y bastante frecuente. De hecho, cada año millones de personas pasan por una tonsilitis.
Algunos de sus síntomas más comunes son:
- Dolor de garganta
- Dificultad para tragar
- Dolor de cabeza
- Fiebre y escalofríos
- Dolor alrededor de las orejas y/o cuello
- Tos
- Inflamación de los ganglios linfáticos
- Cansancio
Causas de la tonsilitis
Teniendo en cuenta todo el trabajo que realizan tus amígdalas, no es de extrañar que de vez en cuando también sean víctimas de los gérmenes que combaten. Las tonsilas pueden convertirse en una zona llena de células muertas, restos de comida y mucosidad, además de innumerables patógenos. En momentos en los que tu sistema inmunitario está debilitado, puede que las amígdalas tengan más propensión a infectarse y no logren realizar correctamente su trabajo.

El origen de la tonsilitis o amigdalitis puede ser bacteriano o viral, las amígdalas pueden infectarse e inflamarse por el mismo virus que provoca el resfriado o por las bacterias que causan la faringitis estreptocócica.
Los niños pequeños son muy propensos a padecer esta enfermedad: como sus sistemas inmunitarios son todavía inmaduros, no tienen recursos para identificar y combatir nuevos patógenos. Además, los niños suelen tener mucho contacto entre ellos y compartir juegos… y gérmenes.
Amigdalitis y faringitis estreptocócica: ¿hay alguna diferencia?
Puede parecer que la amigdalitis es otra palabra para referirse a la faringitis estreptocócica, pero en realidad no se trata de la misma afección.
La faringitis estreptocócica es una infección bacteriana causada por un tipo específico de bacteria: el estreptococo del grupo A. Esta bacteria invade los tejidos de toda la garganta, incluidas las amígdalas. Uno de los síntomas de la faringitis estreptocócica es la amigdalitis. Las amígdalas no son el objetivo principal del estreptococo, pero pueden verse afectadas.
La faringitis estreptocócica puede causar amigdalitis, aunque no todos los casos de anginas pueden diagnosticarse como estreptocócicos. “Amigdalitis” hace referencia a que las amígdalas están inflamadas por cualquier motivo, ya sea bacteriano o vírico.
La faringitis estreptocócica suele requerir atención médica y antibióticos. No tiene nada que ver con la amigdalitis, que normalmente se resuelve por sí sola mucho más rápido que los problemas causados por estreptococo. Además, la inflamación de las amígdalas puede ir acompañada de otros síntomas que no aparecen en la faringitis estreptocócica como tos, secreción nasal y conjuntivitis.

La Dra. Jennifer Shu, pediatra del Children’s Medical Group, declaró a la CNN en 2010 que solo uno de cada diez casos de dolor de garganta está causado por la bacteria estreptococo. Esto significa que la faringitis estreptocócica no es la causa más probable del dolor de garganta, es más habitual que sea culpa del mismo virus que provoca el resfriado.
La próxima vez que notes las amígdalas inflamadas y doloridas, recuerda esto: es probable que tengas amigdalitis, pero no tiene por qué estar causada por el estreptococo. Si te preocupa tener una infección por estreptococo, tendrás que ir al médico para que emita su diagnóstico.
¿Es peligrosa la inflamación de las amígdalas?
No es una enfermedad peligrosa. Si tus amígdalas están inflamadas, deja que la afección siga su curso. En unos días deberías empezar a sentirte mejor. La amigdalitis no dura demasiado: la media es de siete a diez días. La clave para una rápida recuperación es descansar mucho.
Si tienes fiebre superior a 39,5°C (103°F), dolor de cuello o dolor de garganta que no desaparece, debes acudir al médico, pues podría tratarse de algo más grave que un caso normal de amigdalitis.
Si sospechas que puede ser estreptococo, deberías acudir a que un profesional te revise las amígdalas y la garganta de inmediato. El médico tomará una muestra para detectar la bacteria y te recetará un antibiótico si es necesario.
Cómo tratar la amigdalitis

Seguramente las anginas se curen solas, pero hay algunos remedios que pueden hacer que empieces a sentirte mejor lo antes posible. Prueba estos trucos para tratar la amigdalitis:
- Toma un analgésico para aliviar el dolor
- Haz gárgaras con agua salada tibia para limpiar y aliviar las amígdalas y reducir la inflamación
- Coge unos trozos de hielo y deja que se derritan en tu boca para calmar el ardor
- Duerme mucho
- Mantente hidratado
- Nutre tu cuerpo con alimentos blandos que sean fáciles de tragar (pasta, patatas hervidas, sopa, helado…)
Consulta con tu médico si parece que nada de esto funciona o si los síntomas no remiten. Tu médico o farmacéutico puede recomendarte un medicamento más fuerte para aliviar el dolor.
¿Tendrán que extirparme las amígdalas por una amigdalitis?

No, la solución preferida por los médicos ya no es la cirugía de amígdalas. La mejor forma de tratar la amigdalitis es hacer que la garganta no se esfuerce mucho y dejar que el cuerpo descanse. Deja que la infección siga su curso y ponte en contacto con tu médico si sospechas que ocurre algo más.
¿Quién puede padecer inflamación de tonsilas?
Cualquier persona con amígdalas puede pasar por una amigdalitis. Los niños son más propensos a padecer esta enfermedad porque su sistema inmunitario aún está en fase de desarrollo, pero a menudo también afecta a adolescentes y adultos. Los adultos con sistemas inmunitarios debilitados o los que pasan mucho tiempo cerca de niños pequeños también pueden ser propensos a sufrir infecciones en las amígdalas o anginas.
La tonsilitis es una reacción a agentes patógenos: ante un cuerpo extraño invasor, las amígdalas se inflaman. La inflamación en sí no es contagiosa, aunque las bacterias y los virus que desencadenan la amigdalitis sí son contagiosos.
Quizás nunca sepas exactamente qué agente patógeno causó un caso concreto de amigdalitis o hasta qué punto es contagioso. En cualquier caso, siempre es positivo evitar riesgos hacia los demás. Si tienes amigdalitis, evita transmitir los gérmenes lavándote las manos y tapándote la boca al toser o estornudar.
Cómo prevenir la tonsilitis
Tus amígdalas trabajan duro todo el día para proteger tu cuerpo de infecciones peligrosas. Es posible que los gérmenes y residuos se queden atrapados en las tonsilas, por lo que las probabilidades de desarrollar una amigdalitis, aumentan.

Para evitar contraer una infección de amígdalas, cuida mucho tu higiene, lávate las manos a menudo e hidrátate con mucha agua. Limpiar a fondo la boca y las amígdalas también es una forma muy eficaz de mantener la salud de las amígdalas.
Además, cepíllate los dientes y usa hilo dental a diario para eliminar los gérmenes que se pueden quedar cerca de las amígdalas. Limpia tu lengua con un raspador de lengua para eliminar la película de gérmenes que se forma sobre su superficie y puede llegar hasta las amígdalas. Por último, limpia las amígdalas con regularidad haciendo gárgaras con agua y enjuagándolas con un dispositivo especial para la limpieza de amígdalas.

Haleigh, a former Registered Dental Hygienist, made a career shift to the freelance writing field in 2015. Her enthusiasm for connecting with patients and simplifying intricate concepts drives her writing. Haleigh offers her expertise in blogging and website copywriting within the medical and dental sectors.